sábado, 19 / 04 / 2025
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Celebrando su beatificación: Recordamos la vida y obra de José Gregorio Hernández

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Recientemente la Plenaria de Cardenales y Obispos celebrada en Roma aprobó la beatificación del venerado “médico de los pobres”, doctor José Gregorio Hernández. El último paso para oficializar dicho nombramiento se materializó este viernes 19 de junio, luego de que el papa Francisco anunciara y firmara el decreto que así lo acredita.

El expediente del milagro que se le atribuye al ahora beato fue presentado a inicios de 2019 ante la Congregación para la Causa de los Santos. El encargado de hacerlo fue el cardenal Baltazar Porras. Se trata del caso de la niña Yaxury Solórzano Ortega, ocurrido en San Fernando de Apure en el año 2017.

En el mes de enero la comisión Médica del Vaticano había dado su visto bueno al caso y lo había pasado a la Comisión de Teólogos. El pasado 27 de abril dicha junta, conformada por siete integrantes, había aprobado por unanimidad el referido milagro. Sólo restaba la Plenaria de Cardenales y la aprobación del Papa Francisco.

A continuación una breve reseña sobre la vida del “amado hijo de Isnotú”:

El Dr. José Gregorio Hernández nació en Isnotú, estado Trujillo, el 26 de octubre de 1864.

Hijo de Benigno Hernández y Manzaneda y de Josefa Antonia Cisneros y Monsilla, llaneros que se habían refugiado en el referido pueblito trujillano.

Fue bautizado en Escuque por el padre Victoriano Briceño y confirmado en 1867 por el Arzobispo Juan Hilario Boset.

José Gregorio Hernández destacó por su fe católica y por su apasionada práctica religiosa. Esta devoción era tradición en su familia.

Aunque humilde, era de ascendencia ilustre y de abolengo. Provenía de linajudos solares cantábricos que habían venido a Venezuela en el siglo XVIII.

Su madre falleció el 18 de agosto de 1872, cuando José Gregorio tenía casi 8 años. Quedó entonces bajo el cuidado de su tía paterna María Luisa.

Su padre Benigno era un hombre que gozaba de éxito económico. De él heredó la firmeza de carácter, la constancia y el tesón para la lucha diaria.

En un artículo de la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, se le describe de la siguiente manera: “José Gregorio era de apariencia delgada, apenas alcanzaba 1.60 de estatura, su piel era blanca, ligeramente tostada por el sol, tenía una mirada vivaz, clara y penetrante, sus ojos oscuros sabían mirar de frente e inspirar confianza. De labios delgados, frente despejada, nariz perfilada, rostro ligeramente ovalado y cabeza bien formada, tenía las manos suaves y una sonrisa acogedora y oportuna”.

Luego de cursar estudios en su pueblo natal, se trasladó a Caracas para estudiar en el Colegio Villegas. Allí se graduó de Bachiller en Filosofía en 1884.

Posteriormente se graduó de medicina en la Universidad Central de Venezuela el 29 de junio del año 1888. Su tesis se tituló “La doctrina de Laennec y La Fiebre Tifoidea en Caracas”.

Es considerado Fundador de la Bacteriología en Venezuela.

Después de graduarse practicó medicina rural en Los Andes (en Isnotú, Betijoque y caseríos aledaños). Solía hacer visitas domiciliarias a caballo.

Hablaba inglés, alemán, francés, italiano, portugués, dominaba el latín, era músico, filósofo y también poseía amplios conocimientos en teología.

Mientras hacía medicina en su tierra natal, se le informó que había sido becado y que debía viajar a París para cursar estudios de microscopía, bacteriología, histología y fisiología experimental.

En 1901 regresó de Europa y fundó el Instituto de Medicina Experimental, el Laboratorio del Hospital Vargas y varias cátedras de Medicina. Entre estas destacan Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología.

En el año 1904 ingresó como Individuo de Número a la Academia Nacional de Medicina. Fue considerado uno de sus fundadores. Allí ocupó el Sillón XXVIII.

Fue muy poca su obra científica escrita. Realiza trabajos para la recién fundada Gaceta Médica de Caracas. En 1896 publicó el libro Elementos de Bacteriología.

No obstante, escribió numerosos artículos (opúsculos y narraciones) fuera de su producción científica. Destacan: “En un vagón”, “Los Maitines” y “Visión de Arte”.

Era promotor de la tesis creacionista sobre el origen de la vida. Protagonizó una acalorada polémica con el doctor Luis Razetti, quien defendía el evolucionismo. Sin embargo, ambos eran muy amigos.

En 1909, a los 43 años, dejó sus labores en Venezuela y se trasladó a Italia. Ingresó entonces al monasterio de la Cartuja de Farneta de Lucca. Allí se hizo llamar Fray Marcelo. Por condiciones de salud (fatiga mental) debe volver a Venezuela.

El 14 de septiembre de 1909 es nombrado profesor de la cátedra de Anatomía Patológica Práctica, que funcionó de manera anexa al Laboratorio del Hospital Vargas.

En 1914 volvió a Roma e ingresó otra vez al Seminario, pero debió regresar de nuevo a su país debido a síntomas de tuberculosis.

En Venezuela siguió con sus labores académicas y docentes hasta el año 1919, cuando fallece en un accidente de tránsito.

José Gregorio Hernández fue atropellado en la esquina de Amadores por uno de los pocos carros que existían en Caracas. Aún se discute si fue debido a su propia imprudencia.

Fue trasladado al Hospital Vargas. Su muerte fue certificada por Razetti y por los bachilleres Julio García Álvarez y Antonio Briceño Rossi. La causa del fallecimiento fue traumatismo de cráneo en la región parietal izquierda, con fatal irradiación hacia la base.

Sus restos fueron velados en la Catedral de Caracas. Fue llevado en hombros hasta el Cementerio General del Sur por un pueblo que decía: “El Dr. Hernández es nuestro”.

(LaIguana.TV)

 

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