lunes, 21 / 04 / 2025
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Final de fotografía: Pérez Pirela explica las últimas 24 horas de las elecciones en EEUU

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Este 04 de noviembre, el filósofo, comunicador y analista político, Miguel Ángel Pérez Pirela analizó en Desde Donde Sea los resultados de los más disputados comicios presidenciales en Estados Unidos durante el último par de décadas. 
 
Un final de fotografía que se decidirá en un estado pequeño
 
Al inicio de la transmisión, las proyecciones realizadas con base en los resultados recabados por el equipo de investigación del programa, otorgaban al candidato demócrata, Joseph «Joe» Biden 268 votos de los colegios electorales, mientras que el candidato republicano y actual presidente estadounidense, Donald Trump, había logrado acumular 264.
 
Dicho de otra manera: dado que según el sistema electoral vigente en ese país, el ganador debe obtener al menos 270 votos electorales, a Biden le harían falta solamente dos y a Trump, 6.
 
A lo anterior se añade que, al momento de la emisión, todavía hay seis estados en los que los resultados son inciertos, si bien las tendencias se inclinan consistentemente hacia uno de los candidatos. 
 
En Alaska, Trump aventaja a Biden con 5%, en Pensilvania –uno de los llamados «estados clave», decisivos para determinar quién ganará la contienda–, con el 87% de los votos escrutados, el actual mandatario dispone de una ventaja correspondiente al 5%. 
 
En Georgia, Donald Trump adelanta a su rival en apenas 1% habiéndose escrutado el 96% de los sufragios y en Carolina del Norte, se repite el patrón con el 97% de los votos computados. 
 
Finalmente, en Michigan, Biden aventaja a Trump en 1%, con el 99% de los votos contabilizados. 
 
De mantenerse estas tendencias, el estado que decidirá la elección es Nevada, que aporta 6 votos electorales, pero la ventaja es tan estrecha, precisó el experto, que no es posible formular proyecciones confiables. Habiéndose contado solamente los sufragios de ayer, resta por escrutar  el 25%.  
 
Por otra parte, si bien Biden posee una ventaja de 7.647 votos y además, se estima que, en virtud de las estrategias sugeridas por las campañas de los candidatos, la mayor parte debería corresponderse con votos demócratas, no debe perderse de vista que, por una parte, la ventaja global de este candidato no es lo suficientemente amplia y por otra, que restan aproximadamente 225.000 votos por contabilizar. 
 
Gran parte del voto de a favor de Trump, explicó Pérez Pirela, se ejerció ayer, mientras que los demócratas sugirieron a sus electores usar mecanismos de voto a distancia los días previos al 03 de noviembre, con el propósito de evitar evitar concentraciones en los centros de votación a causa de la pandemia. Esta es, en su criterio, una de las razones principales por las cuales se retrasó el conteo de votos en Nevada. 
 
Asimismo, las autoridades encargadas del recuento electoral en Pensilvania y Nevada suspendieron el conteo de los votos y anunciaron que se reanudarán a las 9 de la mañana de mañana, por lo que sigue siendo virtualmente imposible pronosticar quién fue el vencedor en las elecciones presidenciales. 
 
Las encuestadoras bajo el escrutinio de la opinión pública
 
En opinión del analista criollo, las encuestadoras fueron las grandes derrotadas de la contienda, pues en repetición de lo que hicieran cuatro años atrás, cuando proyectaron la victoria de Hillary Clinton, vaticinaron un arrase de Biden en el voto popular que finalmente no se produjo. 
 
También proyectaron que los demócratas se impondrían con facilidad en entidades que acabaron en manos del candidato-presidente, postulado por el Partido Republicano. 
 
A contrapelo de la mayoría, comentó que en 2016, el grupo Trafalgar fue prácticamente la única empresa encuestadora que vaticinó una victoria de Trump y en estos comicios ha proyectado correctamente el triunfo del candidato a la reelección en entidades donde la mayoría otorgaba ventaja a Biden.  
 
Resultados electorales de las legislativas
 
Además de las elecciones presidenciales, recordó el analista, tuvieron lugar comicios legislativos, en los que se eligió la totalidad de cargos para la Cámara de Representantes y un tercio de los escaños de la Cámara Alta (Senado).
 
Los resultados disponibles hasta el momento, indican que los demócratas mantendrán su dominio en la Cámara Baja, pero en el Senado, la contienda está mucho más disputada. 
 
Nancy Pelosi, representante por el estado de California y líder de la oposición a Trump en el Congreso, anunció por adelantado que los demócratas habían recuperado el control de la Casa Blanca y también contaban con la mayoría dentro de los Representantes. 
 
Si Trump acaba por reelegirse, deberá hacer frente al llamado «escuadrón», un cuarteto de mujeres progresistas con el que el mandatario ha protagonizado amargos episodios, incluyendo el haberlas mandado a «devolverse a sus países», si no les parecía cómo se hacían las cosas en los Estados Unidos.  
 
En el Senado, las cosas son distintas, puesto que pese a que los Republicanos gozan de mayoría, esta no es suficientemente amplia como para que puedan dar por descontado el triunfo, puesto que sus rivales solamente tendrían que hacerse con cinco escaños más de los que ya poseen para invertir la relación de fuerzas.
 
También, la dinámica electoral ha estado signada por un juego de pulsos en el que ambas fuerzas políticas han cedido tanto terreno como el que han logrado conquistar, mas estratégicamente, los demócratas fallaron en hacerse de curules necesarios para dejar por fuera a los principales aliados de Trump en el Senado, pese a la ingente cantidad de recursos económicos que destinaron a ello. 
 
Así las cosas, el experto proyecta que se mantendrán las condiciones previas a la elección: Cámara Baja con mayoría demócrata y Cámara Alta con mayoría republicana. 
 
El autoproclamado presidente Donald Trump
 
Para Miguel Ángel Pérez Pirela, Estados Unidos protagoniza un bochornoso espectáculo electoral, que ha dejado al descubierto las costuras de su imperfecto sistema democrático, con el que pretenden dictar cátedra al resto del mundo. 
 
En este momento, relató, los comicios han dejado heridos, protestas, violencia callejera y presencia de ciudadanos equipados con armas de guerra en distintas ciudades estadounidenses. 
 
Pese a esto, en lugar de mantener una conducta prudente, Donald Trump, como antes lo hicieran sus protegidos Juan Guaidó y Jeanine Áñez, se autoproclamó presidente y solicitó a la Corte Suprema que se suspendiera el conteo de votos, aduciendo que mantener el proceso sería un fraude para la nación. 
 
En sus acusaciones, como han hecho en ocasiones políticos de la derecha venezolana, Trump cantó fraude y no ofreció ninguna prueba que respaldara tan serias acusaciones, contentándose con señalar que la oposición –Biden y los demócratas– estaban «tratando de quitarle el derecho al voto a sus simpatizantes», pese a que para el momento de su irresponsable declaración, todavía no se habían computado los resultados en entidades importantes como Carolina del Norte, Georgia, Pensilvania, Wisconsin o Michigan. 
 
El también director de LaIguana.TV estima que el mandatario pudiera estar usando la elección para desencadenar una crisis política e institucional sin precedentes en la historia de los Estados Unidos, en émulo de lo que ya ha hecho para desestructurar el sistema político internacional, atacando a la Organización Mundial de la Salud, boicoteando el Acuerdo de París o sancionando a jueces de la Corte Penal Internacional. 
 
El demócrata Bernie Sanders, en una entrevista concedida el pasado 20 de octubre, predijo la actuación de Trump: «se verá ganando en Michigan, Pensilvania, Wisconsin, se irá a la televisión y dirá: ‘gracias por reelegirme’. Al otro día, cuando empiecen a llegar las papeletas, dirá: ‘esto es fraudulento'».
 
De su parte, Donald Trump, sabiéndose en desventaja en medio de una contienda particularmente reñida, pretendería resolver la situación no a partir del escrutinio, sino con abogados y en la Corte Suprema, para la que designó jueces recientemente, hecho que le otorgaría una innegable ventaja institucional. 
 
Pérez Pirela opina que el presidente estadounidense tiene suficiente poder como para atestar un golpe a las instituciones estadounidenses y judicializar, de facto, las elecciones. No se trata de un político como Al Gore, que decidió ceder frente a Bush hijo, sino todo lo contrario, pues incluso ha confesado que para una persona como él, es muy difícil perder. 
 
En esta ruta de judicialización de las elecciones se inscribirían las solicitudes que introdujo para que se suspendiera el conteo de votos en los estados de Wisconsin y Pensilvania, precisó el filósofo. 
 
Por ello, a su parecer, la campaña de Trump inaugura un cuestionable precedente al no aceptar los resultados, en un país donde tácitamente el bipartidismo gobernante mantiene un mínimo respeto al respecto. 
 
Biden, el que habló primero
 
La actuación de Biden tampoco ha sido, en el contexto, memorable. Ayer, cuando la incertidumbre era total, habló antes que Trump y usó un lenguaje provocador y hoy, aseguró que lo enfrentaría en la Corte Suprema si era necesario. 
 
Por su parte, Barack Obama, el principal respaldo de Biden, participó de los intercambios agresivos, exhortando a sus copartidarios a mantener la fe. Les dijo, además, que la elección no se acabaría hasta que cada voto sea contado. 
 
En la misma tónica irresponsable, durante la tarde de hoy, el candidato demócrata aseguró que aunque no estaba allí para proclamar su victoria, estaba seguro que al acabar el proceso, ganaría.
 
(LaIguana.TV)

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