Tras el polémico paso del magnate inmobiliario Donald Trump como mandamás de la Casa Blanca, que dejó abierta toda una serie de heridas internas en la sociedad estadounidense, donde el racismo, el supremacismo y la COVID-19 avivaron el resurgir de los fantasmas de la llamada “Tierra de las Libertades”, la dupla ejecutiva conformada por Joe Biden y Kamala Harris tendrán que lidiar con toda una serie de retos al frente de EEUU durante los próximos cuatro años de gestión.
Del “America Great Again” de Trump al discurso de “Unidad” de Biden, durante su juramentación como presidente de EEUU, el libreto impulsado por los demócratas sostendrá un peso determinante en las acciones que se ejecuten, no solo desde las entrañas del llamado «Estado profundo», sino también en los efectos colaterales de la política exterior de Washington, tomando en cuenta los antecedentes de Biden en la administración de Barack Obama, tanto en lo económico, político, migratorio, salud y hasta el intervencionismo “Made in USA”.
El tándem Biden-Harris, en la presidencia y vicepresidencia de EEUU, respectivamente, inicia con un gabinete variopinto en apariencia, pero más allá de la incorporación de mujeres, latinos y sexodiversidad en puestos importantes, los titulares de las carteras asignadas por el presidente número 46, presentan un historial con pasado controversial que va desde un Antony Blinken, secretario de Estado, clave en acciones proisraelíes y apoyo a Juan Guaidó; Michéle Flournoy, secretaria de Defensa, estrechamente vinculada con el régimen sionista de Israel; Avril Haines, directora de la CIA, asesora clave en materia de uso de drones para asesinatos selectivos en escenarios de guerra en la gestión Obama; Victoria Nuland, subsecretaria de Asuntos Políticos, encargada de organizar el golpe de Estado y la posterior guerra en Ucrania en 2014; y hasta un auspiciador del fracking, como John Kerry, enviado especial para el cambio climático.
Biden quien juró defender la constitución y la democracia de EEUU, se debatirá en apaciguar las viejas rencillas de los extremistas blancos, reducir las tensiones raciales y religiosas, lidiar con las fases de inmunización de rebaños para hacer frente a la pandemia, cuando las vacunas ni siquiera serán suficientes para reducir el número de casos, la política migratorio y protección a los dreamers, así como tratar de reconducir el rumbo de la economía y recuperar terreno geopolítico y geoeconómico, teniendo como objetivos a China y Rusia a la cabeza, por lo que el desafío de la dupla Biden-Harris va más allá de una simple reconstrucción, todo esto mientras intenta hacer cumplir su paquetazo de 17 órdenes ejecutivas que buscan borrar la estela de su antecesor Trump.
(LaIguana.TV)