lunes, 21 / 04 / 2025
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¿Cómo la COVID desató la guerra energética mundial? Pérez Pirela analiza precios, golpes y bloqueos

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Uno de los efectos de aceleración de procesos ya en marcha que ha producido la pandemia de COVID-19 ha sido, en opinión del filósofo, comunicador y analista político Miguel Ángel Pérez Pirela, el cambio en la matriz energética. 
 
Así, en la edición 254 de su programa Desde Donde Sea, que se transmite de lunes a viernes a las 7 de la noche a través de las redes sociales de LaIguana.TV, compartió con la audiencia datos que dan cuenta de la relación existente entre la pandemia y la energía que se produce a través de petróleo, gas natural y agua.   
 
Los antecedentes: guerra de precios, cotizaciones negativas del crudo y choques entre potencias
 
Para el experto, la nueva «normalidad» que ha impuesto la COVID-19, ha intensificado la incertidumbre asociada a los mercados energéticos, cuyo principal antecedente se produjo justamente en 2020, cuando gracias a la aparición súbita de la pandemia y a una guerra de precios que ya tenía algún tiempo instalada, el crudo estadounidense, que habitualmente se usa como marcador estándar del mercado, se cotizó en -37 dólares por barril. 
 
En pocas palabras, explicó, esto trajo como consecuencia que países productores de petróleo acabaron «regalándolo» a sus clientes, ante su imposibilidad de almacenarlo para ventas futuras. 
 
Entonces, la incomprensión reinaba, pero ya parecía estar claro que las metas ambientales definidas en distintas instancias para salvaguardar la vida en el planeta, colisionan abiertamente con los intereses de las potencias globales –EEUU, Rusia y China–,  cuyas acciones determinarán el decurso de la crisis. 
 
¿Cómo se comportará el mercado petrolero en 2021? 
 
Haciendo referencia a estimaciones realizadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la Agencia Internacional de Energía (AIE), la ‘Agence France Presse’ (AFP) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Pérez Pirela ofreció algunas proyecciones y escenarios relativos al comportamiento del mercado petrolero durante 2021.
 
Desde una perspectiva optimista, la OPEP considera que el éxito en la obtención de vacunas anticoronavirus, podría reactivar la economía mundial y por ende, conducir a una normalización de los precios del crudo, que se vieron afectadas por la drástica reducción de la demanda que ocasionó la pandemia. 
 
Ante esto, recordó el analista, la OPEP+ –asociación en la que participan los países miembros de la OPEP más otros productores importantes como Rusia– acordó en 2020 la reducción de su producción anual en 2.100 millones de barriles, con el propósito de  estabilizar el mercado, aunque se exceptuó a Venezuela, Irán y Libia a cumplir con las cuotas de producción fijadas, debido a que su industria petrolera ha sido afectada por «variados motivos». 
 
Por su parte, la AIE prevé que la demanda de crudo tardará más tiempo en recuperarse, en la medida en que los nuevos bloqueos impuestos sobre productores de crudo como Irán, Rusia o Venezuela, afecten las reservas de petróleo ya extraído.
 
Asimismo, esta instancia aseguró que la producción de petróleo en el primer trimestre del año en curso será, en promedio, de 300.000 barriles diarios, la mitad de los 600.000 que había proyectado inicialmente. 
 
La AIE también estima que Estados Unidos disminuirá su producción a 300.000 barriles por día y se centrará en el ‘fracking’, con el perjuicio medioambiental consiguiente.
 
La AFP refiere, asimismo, que las recientes tensiones entre Irán y los Estados Unidos avivaron las incertidumbres del suministro de crudo a través del estrecho de Ormuz, por donde transita una cantidad considerable de todo el que se consume en el mundo.
 
En un informe elaborado por la OCDE en el que se analiza el impacto de la pandemia sobre los mercados energéticos, se sostiene que la crisis actual se está produciendo en el marco de una disminución estructural de la demanda de combustibles fósiles que, a su vez, es consecuencia de una descarbonización de los países y de los avances tecnológicos que han posibilitado el acceso a formas alternativas de energía. 
 
Inseguridad alimentaria, precios de los minerales y demanda energética
 
Según el BM, los precios de los metales, tras experimentar una leve reducción, se han estabilizado a niveles prepandémicos y se aspira, asimismo que se revaloricen los precios del gas natural y el petróleo. 
 
Sin embargo, subrayó Pérez Pirela, esto traerá, de acuerdo con el BM, un incremento en los precios de los alimentos, cuya distribución se ha visto afectada por el déficit en el mercado energético, lo que enciende las alarmas en torno a la inseguridad alimentaria con la que habrán de lidiar los países del Sur cultural. 
 
Al respecto, el ente financiero acusa un incremento de la inflación en el rubro de alimentos, que se explica a partir de la ausencia de mano de obra suficiente para la actividad agrícola derivada de las restricciones fronterizas impuestas por los países para frenar los casos de COVID-19 en sus territorios, así como de las limitaciones en la disponibilidad de alimentos como consecuencia de los fallos en el transporte. 
 
De otra parte, la producción de minerales como litio, grafito y cobalto, experimentará un aumento de casi el 500% para satisfacer la creciente demanda de energía limpia. Concretamente, se estima que se requerirán más de 3.000 millones de toneladas de estos minerales y metales, indispensables para la energía eólica, solar y geotérmica, así como para su almacenamiento.
 
La inevitable debacle del modelo energético basado en combustibles fósiles
 
Según José Pardo, académico adscrito al Instituto Español de Estudios Estratégicos, los efectos desiguales de la pandemia entre el Occidente y el Oriente del mundo, producirán «verdaderos corrimientos de tierra» políticos y geopolíticos, acelerando así el desplazamiento del centro de gravedad del poder económico y político hacia Asia. 
 
Pardo alerta además que Oriente Medio sufre crisis profunda, a consecuencia de las caídas del precio del crudo, claves para el equilibrio presupuestario. En 2020, los Estados productores de la región vieron reducidos sus ingresos fiscales a la mitad, solo por la reducción de la demanda de combustibles fósiles que trajo consigo el coronavirus.
 
En su opinión, esta crisis pandémica «podría agravar los equilibrios regionales de un espacio geoestratégico ya peligroso».
 
El experto español apunta que a través del ‘fracking’, Estados Unidos permitió la aplicación del ambiguo principio de «dominio energético», una especie de combinación entre independencia energética y una capacidad de influir en el mercado internacional, especialmente a través de instrumentos jurídicos.
 
Con ello, relata, la Casa Blanca pretendía «reducir los desequilibrios comerciales, competir con China y forzar a aliados y adversarios a recalibrar sus relaciones con los Estados Unidos». 
 
En función de estos datos, Pérez Pirela concluyó que la pandemia plantea un escenario de de guerra geoestratégica, en el que los Estados Unidos pretende impedir el desplazamiento del epicentro mundial hacia Asia.
 
Bajo este punto de vista, arguyó, queda develada la razón real de las sanciones aplicadas a productores de petróleo y gas, como Irán, Rusia y Venezuela, más allá de las retóricas de los funcionarios estadounidenses, que desvían la atención hacia una presunta lucha por la libertad y la democracia en esos países, al tiempo que intentan reequilibrar el mercado a su favor. 
 
Sin embargo, China –que necesita exorbitantes cantidades de energía para sostener su economía, que está aún en fase de expansión– , aliado de Irán, Rusia y Venezuela, cuenta como ventaja el control del mercado de recursos renovables, aunado un incremento de la demanda de sus servicios –principalmente en infraestructura, pero no solo– en amplias regiones de América Latina, África y Asia, en las que la influencia económica de Washington va en declive. 
 
En síntesis, a partir del panorama que muestran los indicadores económicos puede inferirse que será todavía más difícil alcanzar los Objetivos de Desarrollo trazados por la Organización de Naciones Unidas y que el peso real de la pandemia está recayendo sobre los más vulnerables. 
 
Para fundamentar esta aserción, Pérez Pirela trajo a colación que en este tiempo, muchas trasnacionales han incrementado astronómicamente sus ganancias, mientras que enteros países y una gran parte de los ciudadanos del mundo pasan a engrosar las filas de la pobreza y hasta la miseria. 
 
El futuro de los mercados energéticos en el largo plazo
 
El analista venezolano considera que ante la incertidumbre que caracteriza las proyecciones sobre el devenir de los mercados energéticos, es preciso tener en cuenta todos los elementos que suelen estar presentes en los escenarios futuros, a saber: 
 
–La demanda de petróleo y de carbón se empezará a reducir hasta 2050, lo que representa un desafío sin precedentes para países como Venezuela, cuya economía es absolutamente dependiente del crudo. 
 
– El gas natural se presenta mucho más resilente y mejora su posición respecto de los otros dos combustibles fósiles.
 
– El uso de energías renovables crece más de prisa de lo que lo ha hecho cualquier otra fuente de energía en el pasado.
 
–El panorama energético global marcha claramente hacia una mayor electrificación.
 
–Las economías más grandes van a descarbonizar su sector energético más rápido que las emergentes y la lista la encabezan países como Japón, Corea del Sur y los Estados Unidos, que se han planteado dejar de utilizar combustibles fósiles en 2050 y como máximo, en 2060. 
 
Además, en este punto en específico, se destaca que estos países –más China–, representan cerca del 60% del Producto Interno Bruto –tamaño de la economía– mundial y no toman esas medidas sobre la base de las buenas intenciones, sino porque les resulta funcional a sus intereses. 
 
De otra parte, Miguel Ángel Pérez Pirela destacó que fuera de este grupo, hay naciones emergentes que se han planteado seriamente el abandono de combustibles derivados del petróleo, atendiendo a razones de índole medioambiental, como es el caso de Bolivia, país que hoy inauguró la planta de energía solar más alta del mundo, que cuenta con la capacidad de producir 100 megavatios, que se interconectarán al sistema energético del país y satisfará la demanda energética del departamento de Oruro. 
 
En el caso de Venezuela, recordó que en el estado Falcón se realizó una cuantiosa inversión para poner en marcha un parque eólico, con el que se pretendía que el país entrara en la era de las energías limpias con paso firme. No obstante, por razones no del todo claras, el proyecto fue abandonado y la infraestructura acusa evidente deterioro. 
 
Los expertos insisten en que la clave para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París, centrado en el cambio climático, dependerá de lo que ocurra en países como India y China, que amén de tener grandes economías, poseen proporcionalmente la mayor concentración poblacional del planeta. 
 
Tras el regreso de Estados Unidos al Acuerdo, activistas y analistas creen que en la próxima cumbre, prevista para noviembre de este año, se alcanzarán acuerdos firmes para alcanzar la meta de reducir en dos grados la temperatura global para 2050. 
 
En este caso, completó el comunicador venezolano, también resultarán decisivas las acciones que, más allá de las promesas, implemente el gobierno de los Estados Unidos. 
 
Plantas nucleares y minimalismo energético: dos asuntos sobre los que hay que prestar atención
 
Países como Japón o Francia decantaron por la energía nuclear frente a la producida a través de combustibles fósiles y hoy deben lidiar con la disposición de los desechos nucleares que se acumulan en las plantas, un proceso que al ser difícil y costoso, ha ocasionado que estos residuos altamente contaminantes sean arrojados a los océanos, con los subsecuentes daños ecológicos. 
 
Pérez Pirela contó que algunas Organizaciones No Gubernamentales, como Green Pace, han divulgado imágenes de buques japoneses lanzando barriles de desecho, mientras ellos tratan de atajarlos en pequeñas barcas. 
 
De otra parte, está el compromiso de neutralidad de carbono de China que, se estima, ha de alcanzarse en 2060 y la ratificación del Pacto Verde en la Unión Europea, previsto para los primeros meses de 2021. 
 
A ese respecto, analistas y especialistas dibujan camino para la puesta en marcha del «minimalismo energético», según el cual solamente ha de tomarse lo esencial de la energía, prescindiendo de todo elemento sobrante o accesorio, en el marco de un proceso de transformación en el uso de la energía dentro de las actividades humanas. 
 
Un estudio reciente de la AIE expone que «la eficiencia energética genera más del 40% de la reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero» y la pandemia mostró que estos cambios pueden producirse más pronto de lo que se habría creído. 
 
En 2020 se acusó una reducción en las inversiones asociadas a la construcción de edificios y a la producción de vehículos, lo que se ha explicado como una consecuencia de las incertidumbres que trajo la pandemia a consumidores e inversores. 
 
Por otra parte, se registró un incremento sustancial en la compra de vehículos eléctricos producidos por empresas como Tesla, propiedad del empresario Elon Musk, quien no ocultó su respaldo al golpe de Estado que depuso al expresidente Evo Morales, puesto que el litio, que es abundante en Bolivia, es indispensable para el desarrollo de esa industria. 
 
En todo caso, para Pérez Pirela, más allá de discursos y medidas políticas, el uso y gestión de los recursos energéticos, será el factor determinante en el posicionamiento de los nuevos dominadores y dominados. 
 
De esto, apuntó, hay múltiple evidencia histórica: si la Revolución Industrial hizo que el Reino Unido se erigiera como la potencia dominante en el siglo XXI, el petróleo y el aprovechamiento de las condiciones durante la Segunda Guerra Mundial, garantizaron el dominio de los Estados Unidos sobre el mercado energético en la segunda mitad del siglo XX. 
 
Fue justamente este hecho el que motivó la fundación de la OPEP, una instancia que trató de equilibrar el dominio estadounidense sobre el mercado de precios. 
 
De modo tal que, bajo su punto de vista, la pandemia, supone un bloqueo importante del comercio mundial y acelera la caída de una economía mundial que ya venía afectada por crisis de diverso cuño. Empero, la capacidad de maniobra no es la misma para todos los actores y una potencia emergente como China, aprovecha sus recursos para consumir combustibles fósiles, al tiempo que invierte ingentes recursos en energías emergentes, de cara a la inevitable transformación de la matriz energética. 
 
Estos datos sobre las incertidumbres y certezas que hoy atraviesan el mercado energético, están directamente relacionados con otros asuntos de índole político que a menudo son tratados en Desde Donde Sea, tales como las sanciones y bloqueos, cuya motivación real es el mantenimiento de los Estados Unidos como hegemón. 
 
Así, concluyó, quien consiga liderar la transición energética, controlar sus recursos y producir tecnología propia, tendrá todas las condiciones para emerger como una potencia. 
 

 

(LaIguana.TV)

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