A propósito de los procesos electorales previstos en Perú y México el venidero domingo 6 de junio, Miguel Ángel Pérez Pirela analizó en su programa Desde Donde Sea las condiciones en las que se desarrollaron las campañas políticas, así como las implicaciones que tienen los comicios para una y otra nación latinoamericana.
Dos modelos distintos: el polarizado debate entre Pedro Castillo y Keiko Fujimori
El analista venezolano comenzó la edición señalando que la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Perú tendrán lugar en un país políticamente convulsionado, en la que una oligarquía enquistada ejerce el poder y en el que los últimos gobernantes se han prestado para la creación de adefesios como el Grupo de Lima, un conciliábulo de expresidentes derechistas con gestiones ampliamente cuestionadas, pero alineados con Washington para establecer injerencias en contra de países con gobiernos progresistas.
Internamente, añadió, la situación de la nación andina tampoco es la mejor, pues su población padece numerosos problemas socioeconómicos y políticos, que se expresan en asuntos tan acuciantes como que apenas el 14% de los estudiantes residentes en zonas urbanas y apenas el 6% de los que viven en áreas rurales tiene acceso a internet.
Durante la pandemia, relató, estos asuntos se han hecho todavía más acuciantes, porque millones de niños y jóvenes se han visto obligados a mantenerse alejados de las aulas, al tiempo que el gobierno, en lugar de fortalecer la educación pública, subvenciona a los planteles privados y excluye de facto a grandes capas de la población.
Este tema, como otros, fue abordado durante el debate que sostuvieran los candidatos Pedro Castillo (izquierda) y Keiko Fujimori (derecha), quienes se enfrentarán en las urnas el domingo en la segunda vuelta de los comicios presidenciales, en medio de una campaña electoral desigual, que ha obligado a Castillo a hacerle frente no solamente a los ataques de su rival, sino a los de la prensa, la oligarquía y el ‘establishment’ peruano.
Así, Pérez Pirela compartió con la audiencia un extracto de la participación de Castillo, en el que el candidato muestra dos titulares de dos grandes medios peruanos en los que se le acusa de pretender robar los ahorros de los peruanos.
El candidato salió al paso de las acusaciones asegurando que, de resultar ganador, respetará la propiedad privada, declaración esta que, desde el punto de vista del comunicador, es indicio de que como le sucede a otros candidatos de izquierda en la región, son coaccionados e impelidos a dirigirse a las masas «bajo el chantaje de la propiedad privada», pues la derecha regional sustenta sus campañas en la presunta amenaza de la llegada del comunismo.
Por otro lado, a su parecer, el discurso de Keiko Fujimori hizo sentir la soberbia de las élites peruanas, pues en el intercambio con su rival, la candidata se dirigió a él con displicencia y aires de superioridad, sin perder la ocasión para aseverar que las propuestas de Castillo eran perjudiciales para la economía de los peruanos y este ripostó que, lejos de favorecer los intereses de las trasnacionales, imperaba proteger a los productores locales, que en el presente deben perder cosechas de un rubro local como la papa, porque esta es traída desde el extranjero.
Asimismo, el también director de LaIguana.TV comentó que Fujimori pretendió congraciarse como movimientos como el feminismo, al señalar a su adversario de machista, como que si el ser mujer candidata le confiriera automáticamente conciencia de género o de clase. Desde su óptica, se trata de un acto abiertamente hipócrita, puesto que el fujimorismo avaló las esterilizaciones forzadas de mujeres, aunque la política derechista niegue los hechos.
La corrupción fue otro de los grandes temas que mereció la atención de los candidatos, que, al igual que en las otras esferas, presentaron posiciones claramente diferenciadas, puesto que mientras que Castillo no está ligado a los partidos tradicionales y por ese motivo goza de autoridad moral para hacer señalamientos al respecto, Keiko Fujimori está en el lado opuesto del péndulo, no solamente por los desmanes cometidos durante el gobierno de su padre, Alberto Fujimori (1990-2000), sino por ella misma.
De esta manera, destacó Pérez Pirela, durante el debate salieron a flote las protestas que han puesto sobre la mesa el hartazgo que sienten los peruanos ante un Estado y unas instituciones profundamente corruptas.
Según Castillo, «hablar de corrupción es sinónimo del fujimorismo», mas sus efectos podrían ser todavía peores, porque el flagelo está enquistado en todos los estamentos del Estado y se ha extendido al seno de la sociedad peruana.
Las facetas de la crisis estructural de gobernabilidad en Perú
Durante los últimos cinco años, Perú tuvo cuatro presidentes. El último de ellos, Francisco Sagasti, fue designado por el Congreso en noviembre de 2020, luego que su antecesor, Manuel Merino, renunciara al cargo el 15 de noviembre de 2020, pocos días después de haber asumido el interinato.
Pérez Pirela explicó que la renuncia de Merino se produjo en un marco de señalamientos sobre el Congreso, que había aprobado su designación motivada por intereses económicos e intensas jornadas de protesta callejera, a las que respondió con una brutal represión que fue cuestionada por al Organización de las Naciones Unidas.
Las manifestaciones, agregó, dejaron, entre otros saldos, dos fallecidos y ataques contra el equipo de prensa, si bien previamente ya se computaban 41 casos de desapariciones.
A su parecer, la situación actual de Perú no puede comprenderse sin considerar otros datos sociopolíticos, como por ejemplo que aunque es cierto que durante los últimos 20 años el país ha sostenido una economía en crecimiento, que ha conseguido fortalecer la moneda, ello se ha hecho a partir de un modelo excluyente.
Tampoco puede dejarse de lado que esa nación sufre aún los embates del paso de Alberto Fujimori, cuyo movimiento presidido por su hija, Keiko Fujimori logró mantener hasta las legislativas de enero de 2020, un bloque minoritario, aunque sólido, que impedía de facto la conformación de mayorías políticas y abonaba efectivamente a la ingobernabilidad.
En Perú, señaló el filósofo venezolano, no se respeta la independencia de poderes y es habitual que se apele a la disolución del Congreso y, en ese sentido, recordó que Martín Vizcarra clausuró la legislatura previa y todo el mundo recuerda el autogolpe de Fujimori en 1992.
El origen de estas recurrentes crisis políticas, en la que basta muy poco para que el gobierno cambie, reside en la Constitución vigente, porque, detalló, el texto deja demasiado espacio para la desestabilización y demasiada injerencia del Legislativo en el Ejecutivo.
Pandemia y campaña electoral
Actualmente, la situación económica y sanitaria de Perú puede calificarse como crítica. De acuerdo con datos del Fondo Monetario Internacional, a consecuencia de la pandemia, su economía ha registrado una caída equivalente a 13,9% del Producto Interno Bruto y según cifras oficiales, exhibe una de las tasas más altas de decesos per cápita de todo el mundo por COVID-19.
En términos absolutos, la cifra de óbitos supera las 70.000 personas, al tiempo que la vacunación avanza con lentitud, pues la autoridades han informado que apenas el 5,6% de la población ha recibido inmunización. Se vacunan a unas 136.000 personas por semana y hasta el 20 de mayo se habrían administrado 4.635.640 dosis.
Así las cosas, para Pérez Pirela es evidente que los aspirantes al sillón presidencial aludieran extensamente a la crisis sanitaria, tanto durante la campaña, como en el debate.
Fujimori prometió un bono de 10.000 soles (unos 2.630 dólares) a cada deudo de un fallecido por COVID-19, considerando los cerca de 70.000 muertos –lo que equivaldría aproximadamente a 184 millones de dólares, si la pandemia acabase hoy–, sin que haya explicado cómo hará para conseguir tal cantidad de dinero.
Además, la candidata derechista se comprometió a aumentar el salario los trabajadores de salud, como una manera de «pagar la deuda que el Estado tiene con ellos» y rechazó el uso de pruebas rápidas para la detección de infectados, que se compraron en grandes cantidades durante el gobierno de Vizcarra y que mostraron ineficacia en la práctica.
Adicionalmente, Keiko Fujimori prometió construir 100 nuevas plantas de oxígeno medicinal, que se sumarían a las 277 existentes, insuficientes para suplir la demanda en la crisis sanitaria, así como adquirir 1.000 concentradores de oxígeno, que estarían destinados a las áreas rurales.
De su parte, Pedro Castillo ha apuntado el tema de la pandemia como «un problema estructural del sistema de salud pública» peruano y, en ese orden, cuestionó que antes de la pandemia los hospitales estaban colapsados y miles de peruanos debían hacer largas filas para ser atendidos.
Su propuesta, explicó Pérez Pirela, es mucho más orgánica, ya que apunta a la modificación de la Constitución de 1993, sancionada durante el gobierno de Alberto Fujimori, y en este momento, demanda que en la pandemia, la salud «sea un derecho y no un negocio para las empresas privadas».
El candidato izquierdista también ha hecho énfasis en reforzar el primer nivel de atención, al ofrecer «kits por la vida» con los fármacos necesarios para tratar el coronavirus, así como la creación de 5.000 brigadas de salud que permitan que el médico vaya al paciente, siguiendo un modelo análogo al cubano.
En relación a los efectos de la pandemia sobre el desarrollo de los comicios, el analista venezolano refirió que la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) elaboró un estricto protocolo sanitario para disminuir el riesgo de contagio, que consiste en la adopción de un horario escalonado basado en el último dígito del documento de identidad, cuyo propósito es evitar aglomeraciones en los centros electorales.
Intento del fujimorismo por «venezolanizar» la campaña electoral
En otro orden, comentó que las elecciones de segunda vuelta se celebran luego de una campaña muy dura, en la que incluso hubo masacres que la prensa usó para vincular al candidato Pedro Castillo con el grupo terrorista Sendero Luminoso y forzar, por medio de esta táctica, el voto hacia Keiko Fujimori, además de no prescindir de los ataques por su origen social.
El fujimorismo fue todavía más lejos, pues en apuesta similar a lo que hiciera la derecha en Ecuador, convocó a Lima a Leopoldo López para hacer campaña en favor de su candidata.
No obstante, el experto refirió que la jugada no salió bien para López, pues fue confrontado la capital peruana por venezolanos, quienes le reclamaron por la falsedad tras las ofertas del «cese de la usurpación» y el «gobierno de transición». También le acusaron de traicionar a sus partidarios, al sentarse a dialogar con el gobierno y le echaron en cara que ellos habían tenido que dormir en las calles, mientras que él, no.
«Eres un engaño, eres un fracaso. (…). Sufrimos nosotros, no sufres tú», le gritó a voz en cuello uno de los asistentes.
La larga sombra del fujimorismo sobre la sociedad peruana
Con base en datos recopilados por la agencia Sputnik, Miguel Ángel Pérez Pirela presentó ante la audiencia un recuento del impacto del fujimorismo, tendencia política inaugurada por el expresidente Alberto Fujimori y representada en los comicios del domingo por su hija Keiko.
Sobre esto, apunto que existe en Perú un fuerte antifujimorismo, que se opone al exmandatario tanto por sus crímenes como por su modelo político,así como a los sectores que lo reivindican.
Empero, no puede obviarse que el apellido ha sido una constante en el país desde la victoria de Alberto Fujimori en las elecciones presidenciales de 1990, a lo que siguió un gobierno que se prolongó por una década y que terminó con su huida a Japón y su renuncia desde allá, sin que eso implicara el fin del fujimorismo, pues el exmandatario fue condenado a 25 años de prisión en 2007 y su hija Keiko, actual candidata presidencial, alcanzó a competir en la segunda vuelta de 2011 y 2016.
De acuerdo con la información de la agencia rusa, pese a la mala fama del apellido, las encuestas indican que Keiko Fujimori tiene posibilidades de acceder a la presidencia. Según el Instituto de Estudios Peruanos, el resultado es de 40,3% a favor de Fujimori contra 39,3% para Castillo, mientras que la Compañía Peruana de Estudios de Opinión estimó que Fujimori obtendrá 41% de los sufragios y Castillo, 40,2%.
La misma tendencia exhibe la encuesta de Ipso, que otorga 51% a Keiko Fujimori y 48% a Castillo y solamente la encuestadora Datum proyecta que Castillo se impondrá sobre Fujimori con 42,6% de los votos, mientras que ella obtendría 41,7% del favor electoral.
No obstante, este análisis destaca que en la primera vuelta de las elecciones del pasado 11 de abril, Fujimori obtuvo el 13,3% frente al 19% de Castillo y, en atención a lo sucedido en 2016, cuando cuando gozaba del 40% de apoyo y no pudo vencer en la segunda vuelta a su rival, «ahora todo indica que tendría menos oportunidades».
Sputnik identifica como debilidad de Fujimori el hecho de que su campaña de miedo se soporte en una premisa simplista: en caso de no ganar Fujimori, ganaría un comunista (Castillo), mientras que quienes apuestan por ella, aluden a su «lucha contra el terrorismo y supuestamente haber estabilizado la República».
Pérez Pirela puso en tela de juicio los alegatos a favor del fujimorismo, precisando que la supuesta lucha contra el terrorismo hoy suma a dirigentes estudiantiles, sindicales, de derechos humanos, familiares de víctimas de tortura y desaparecidos, congresistas, excongresistas y un exprocurador al sector que rechaza a Keiko Fujimori y a la continuidad del legado de su padre.
En segundo término, recordó que desde el inicio de su gobierno, Alberto Fujimori implementó una política de ajuste que eliminó los subsidios al consumo, tras lo cual el precio de los alimentos se incrementó entre el 75 y el 300%, mientras que la gasolina aumentó cerca de 30 veces su precio, lo que desató protestas y saqueos que se usaron como pretexto para decretar un estado de emergencia.
En contraste con la muy conocida Keiko, Alberto Fujimori era un desconocido hasta el momento de su primera candidatura en 1990. Fue condenado a 25 años de prisión en 2007 por crímenes de lesa humanidad, entre los que resalta la creación del grupo Colina, que ejecutó las masacres de Barrio Alto en 1991 y de la Universidad de la Cantuta en 1992.
Julio Arbizu, exprocurador anticorrupción del Estado peruano dijo a Sputnik que «la señora Fujimori no solo no se ha deslindado del gobierno y de quienes lo representaron, sino que su propio equipo, su entono, lleva consigo a una serie de personajes que estuvieron ligados a esa organización criminal que capturó el Estado desde adentro».
También insistió que lo que está en juego en estas elecciones es «el dar lo que sería un colapso de las instituciones nuevamente, porque sería una crisis estructural que ya nos mató, que ya nos robó».
En su conversación con la agencia de noticias, Arbizu recordó que en 1992, Alberto Fujimori clausuró el Congreso, el Poder Judicial y el Ministerio Público, en un evento posteriormente calificado como «el autogolpe», luego del cual inició una dictadura que sirvió para acentuar su modelo económico, político, social, institucional de carácter desigual y con mecanismos ilícitos de enriquecimiento que siguen vigentes.
Sobre Keiko Fujimori, Sputnik indica que aunque ella niega todo nexo con los crímenes atroces que se cometieron bajo el mandato de su progenitor, ella tiene sus propias causas judiciales en proceso, pues estuvo dos veces en prisión preventiva entre 2018 y 2020, acusada de lavado de activos de la causa Odebrecht.
De ganar el domingo, la justicia peruana estaría ante un dilema muy difícil, puesto que ella está libre bajo fianza y su proceso continúa.
México: campaña política bañada de sangre y violencia
Este domingo 6 de junio, los mexicanos concurrirán a las urnas para elegir autoridades locales, regionales y legislativas, pero como ya se ha hecho costumbre en ese país, la campaña política ha estado salpicada de hechos de violencia, que han dejado una larga estela de fallecidos y afectados.
Haciendo referencia al suceso más reciente, Pérez Pirela relató que Érika Briones, aspirante a la reelección en una alcaldía del estado de San Luis Potosí, llegaba a su acto de cierre de campaña cuando fue embestida por otro vehículo del que se bajaron hombres fuertemente armados. Al momento del incidente, viajaba en compañía de su hijo.
Briones explicó que cuando ocurrió el atentado, la Guardia Nacional iba detrás de ella y «no hizo absolutamente nada» y responsabilizó de la acción sus opositores, pertenecientes al centroderechista Partido Revolucionario Institucional (PRI). Antes de este ataque hubo una balacera cerca de su casa de campaña, que también fue grabada y difundida a través de las redes sociales.
El director de LaIguana.TV precisó que desde septiembre de 2020, cuando inició la campaña electoral, hasta el pasado 25 de mayo, 88 políticos fueron sido asesinados, 34 de los cuales eran aspirantes o candidatos a cargos de elección popular, de acuerdo con el indicador de violencia política en México elaborado por la consultora Etelec.
Refirió, asimismo, que 96 millones de mexicanos están habilitados para votar y renovar la Cámara de Diputados, 15 gobernaturas y más de 23.000 cargos a nivel local y estadal.
Lo que está en juego para López Obrador en estas elecciones
Pérez Pirela destacó que los comicios del domingo representan «una especie de referéndum para el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), pues indirectamente se someterá a evaluación su proyecto de reforma.
A este respecto, a partir de datos recopilados por el portal RT, presentó el panorama político que querría manejar el gobernante durante lo que resta de su sexenio, para lo cual resulta indispensable ampliar la influencia de su alianza en las gobernaciones y, muy especialmente, conseguir la mayoría calificada en el Congreso.
Así, con más de 126.000 candidatos que se disputan más de 20.000 cargos, se trata de los comicios más grandes del país. AMLO apuesta a mantener e incluso a aumentar la mayoría parlamentaria que impulsó la primera parte de su mandato.
Hoy, su partido, Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) cuenta con 253 escaños, que equivale al 51,4% (mayoría simple), pero con sus aliados del Partido del Trabajo y del Partido Verde de México aumenta a 312.
De acuerdo con el análisis de la agencia rusa, AMLO busca gobernabilidad para avanzar sus reivindicaciones hasta diciembre de 2024, fecha en la que terminará su mandato, pero para eso necesita ganar al menos 334 diputaciones, que le permitirían alcanzar la mayoría calificada –dos terceras partes– en el Congreso, necesaria para contar con el aval a todas sus iniciativas gubernamentales.
De ahí, sugiere el medio, que sus simpatizantes hayan convertido el grito «Todo MORENA» en su eslogan de campaña en estas elecciones, en tanto que confían en que el sufragio masivo a favor del oficialismo consolidará la transformación integral del país prometida por AMLO durante la campaña presidencial.
En este punto, Pérez Pirela indicó que como en toda campaña electoral, los medios han tenido un rol protagónico y trajo a colación el ataque que le hiciera a López Obrador el semanario británico The Economist a través de una portada, un artículo y un editorial, que además de carecer de información y análisis y apelar exclusivamente a las descalificaciones, se refirió a él como «un falso mesías».
Sobre la publicación, apuntó el canciller Marcelo Ebrad cuestionó la debilidad argumentativa, la virulencia y la visión elitista que suele creer que la mayoría está equivocada y no sabe lo que le conviene, al tiempo que AMLO respondió al medio en una rueda de prensa, recordando que históricamente The Economist ha elogiado a los corruptos de México y en Twitter hizo algunas alusiones a la portada.
Correlación de fuerzas e intereses en la arena política de México
Pérez Pirela precisó que la popularidad de AMLO no baja del 50% y, por otro lado, la oposición y los partidos tradicionales tienen poco para ofrecer. El presidente sigue siendo el líder fuerte de estos comicios, pese a que tiene menos de 10 años en la arena pública. MORENA tiene un liderazgo fuerte, porque es creíble, tiene una base militante sólida, con un discurso que enfrenta constantemente la aceptación y la admiración, pero el partido entró en la etapa preelectoral con problemas internos.
De esta manera, comentó que aunque AMLO dice que MORENA no representa el gobierno de la Cuarta Transformación, el mandatario es visto por sus partidarios la esencia del partido. En este contexto, la alianza Juntos Haremos Historia, formada por MORENA, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México, proponen un discurso con los elementos retóricos de AMLO, que habla de un cambio verdadero para México y de un combate a la corrupción.
En la otra acera está la alianza Pacto por México, que surgió en el sexenio de Enrique Peña Nieto, compuesta por el PRI (centro), PRD (centroizquierda) y PAN (derecha eclesiástica).
Estas agrupaciones, si bien nunca han formado una ideología común, se unieron para retomar el peso político que tuvieron durante más de 70 años, en un esfuerzo por garantizarse su supervivencia, pero la gente los ve como la mafia del poder y un grupo desacreditado y de allí que centren su campaña al descontento que pese sobre AMLO.
Finalmente, mencionó que las alianzas de MORENA gobiernan cinco de 32 estados y si los vaticinios se cumplen, este domingo ganará en otros nueve estados: Baja California, Tolima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. Empero, aún «está en veremos» si el votante de MORENA, descontento desde 2018, terminará votando por el PAN o el PRD, o lo hará por el Movimiento Ciudadano, que va solo a la contienda.
(LaIguana.TV)