El intelectual y político español Juan Carlos Monedero valora las recién realizadas elecciones regionales y municipales como «el punto de inflexión que necesita Venezuela» y también el resto de América Latina, que insiste en enterrar definitivamente el modelo neoliberal fracasado.
Esta tesis también se apoya en un retorno de la izquierda a algunos países de América Latina y a otros eventos medianamente previsibles, como el regreso de Luiz Inácio ‘Lula’ Da Silva a la presidencia de Brasil, la eventual victoria de Gustavo Petro en Colombia y los gobiernos ya instalados de Luis Arce (Bolivia), Andrés Manuel López Obrador (México) y Alberto Fernández en Argentina.
En conversación exclusiva con Miguel Ángel Pérez Pirela, Monedero aseguró que el continente es en la actualidad un «espacio de disputa», que ha pasado incluso por el reconocimiento de que el sujeto histórico de este tiempo no era ya más el proletariado, «sino algo más proteico, multiforme», entre los que destacan las luchas feministas y el ecologismo, devenidos ambos en demandas sociales sin las cuales ningún cambio será posible.
Empero, el catedrático español advierte que «en este contexto de transformación, el neoliberalismo se quiere despedir matando» y para ello se apoya en golpes de Estado, bloqueos, sanciones y dura represión, de la mano de personajes como Mauricio Macri, Iván Duque o Sebastián Piñera.
Esto muestra, a su parecer, que el continente se ha dividido en dos, al tiempo que Estados Unidos ha perdido hegemonía frente a China, ha salido de Medio Oriente y a volcado su mirada frente a lo que históricamente ha considerado su «patio trasero».
Es en este punto que Venezuela, en la que todos los cambios se ven, se transforma en blanco, porque, por si ello no bastara, allí se hacen «cosas prohibidas», entre las que destacan reflotar la OPEP, pagar petróleo con otras monedas, fundar la Unasur, romper la hegemonía del FMI al prestarle dinero a Argentina.
Así las cosas, se convierte en «el enemigo a batir», porque, sostiene, «las élites mundiales odian a los que les han derrotado: odian a Lenin, odian a Mao, odian a Chávez» y al convertirse en una suerte de «quintaesencia del mal» hace que el expresidente estadounidense Donald Trump se embarque en «la locura de forzar a España, Italia o Francia a reconocer a un tipo que se autoproclamó en una plaza» y, con todo y eso, no lograron deponer al gobierno de Nicolás Maduro.
Para más, gobierno y oposición logran sentarse a dialogar y la oposición reconoce como presidente a Maduro.»La conclusión de esto es que a estas elecciones va la oposición y hay un reconocimiento mutuo y con eso se ha quedado sin argumentos la derecha mundial», que insistió en presentar a Maduro como un dictador.
Además, el experto valora que a raíz de tanto despropósito, una parte de la oposición reconoció que había cometido graves fallos al entregar y dilapidar los recursos del país, al descalabrar empresas otrora lucrativas como Citgo y al poner sus compatriotas al borde de una hambruna.
Es gracias a este marco que, en su criterio, se explica la inusual atención que han atraído estos comicios, que sin ser elecciones presidenciales, han convocado a numerosos observadores internacionales, incluyendo sendas misiones de la Unión Europea y del Centro Carter.
De esta manera, argumenta que estas elecciones son interesantes porque marcan el punto de inflexión, porque se caen todas las argumentaciones que se ofrecieron para decir que Venezuela es una dictadura porque el gobierno y la oposición no hablan, un asunto que se extiende para aquellos que justificaron a Juan Guaidó, al bloqueo y la estigmatización de Venezuela.
(LaIguana.TV)